Con la muerte de Gadafi
el 20 de octubre se dio por finalizada la guerra en libia, una guerra
que comenzó en las redes sociales. Y pensar que en un principio todo esto
comenzó de forma pacífica con manifestaciones en una céntrica plaza en la capital.
Veíamos en los telediarios a gente acampada con telas atadas con cuerdas como
tiendas de campaña y diciendo que no se marcharían hasta que Gadafi no se
fuera.
Después de esto llegó la represión del gobierno, las
matanzas se hicieron oído de forma internacional en todos los medios de comunicación:
televisión, periódico, radios, redes sociales…
La OTAN no podía quedarse quieta cuando la guerra
comenzó, puede que no lo parezca pero esta guerra tiene semejanzas con la
guerra de Irak. Libia un país importante exportador de petróleo era una gran
fuente de combustible y pensaron que sería más fácil realizar negociaciones con
un país democrático. Posteriormente las represiones de las manifestaciones que hubo
en Siria no tuvieron una respuesta armada por parte de la OTAN.
Meses de guerra después de ganar y perder ciudades los
rebeldes consiguieron apoderarse de la capital del país, durante estos meses
gran parte de los ministros pertenecientes al gobierno de la dictadura se
exiliaron del país abandonando a su suerte al dirigente.
Sitiaron la ciudad natal de Gadafi donde supuestamente se
encontraba escondido y lo capturaron mientras intentaba huir en un convoy, lo
capturaron vivo, pero nada más ser capturado fue linchado y asesinado por una
turba de rebeldes furiosos.
Acabada la guerra el gobierno de transición tiene que conseguir
convencer a las distintas tribus del territorio (algunas seguidores de gadafi) y apaciguar los ánimos entre los
opositores y los gadafistas que después de reproducirse las imágenes del
linchamiento del dictador se tardará en conseguir una buena convivencia.
Los países participantes en la guerra (todos los que estuvieron involucrados con la
OTAN) miran con recelo el anuncio del gobierno de transición de crear una
democracia basada en el derecho musulmán, temen que este país acabe radicalizándose.
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